viernes, octubre 19, 2007

Hoy es un día triste...

Hace un par de días España recibía la terrible noticia de la muerte de dos de nuestros militares en un accidente de tráfico sucedido en Kosovo. Ya sabéis que yo siempre he tratado de escribirles unas palabras cuando ha ocurrido algo así pero esta vez he intentado no hacerlo pues mi último post, cuando murió la Soldado Idoia en Afganistán, podía herir sensibilidades y "alguien" me pidió que lo retirara de la circulación momentáneamente. Y ahí queda pendiente de publicación pues ya tengo, realizada por mi, la fotografía que lo completa...
Volviendo al tema, hoy me resulta imposible pasar sin hablar de estos dos compañeros pues esta mañana, a las nueve menos cuarto, he recibido la noticia de que uno de ellos, Francisco Javier Roldán Naranjo, era el hermano mayor de un viejo amigo de la infancia, compañero del colegio y del instituto. Me he quedado tan flipada cuando me lo han dicho que no podía creerlo, hasta he pensado que había escuchado mal porque esta noche me he acostado a las cinco de la mañana y estaba bastante "sopa" (aunque no era la primera llamada que recibía hoy pues todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo) Me he quedado sin palabras.
Tras el shock inicial, me han dicho la hora a la que se celebraría el acto por el funeral del Cabo Roldán en el cuartel que queda por debajo de mi casa, su Unidad de destino, y la hora del entierro pero yo he preferido no asistir pues tengo una opinión muy firme sobre ese tipo de "historias" y creo que lo primero que hay que respetar es la intimidad y el dolor de la familia, los cuales ahora mismo deben de estar destrozados y con no muchas ganas de tener gente mareando. He optado por llamar a mi amigo y dejarle un mensaje en su buzón de voz, ya esta tarde o mañana volveré a intentar hablar con él para ver si puedo verle y darle un abrazo.
Bueno, aunque sé que probablemente no me lean, me gustaría decir desde aquí a su familia y compañeros que les damos, mi familia y yo, nuestro más sincero pésame, que pueden contar con nosotros para lo que necesiten y que, a pesar del terrible dolor que se debe sentir al perder un hijo, un hermano, un amigo y un compañero, tienen algo por lo que sentirse orgullosos y levantar la cabeza; el Cabo Roldán murió haciendo lo que más le gustaba en el mundo y estoy segura de que él, esté donde esté, está feliz por haber dedicado sus años a la profesión que tanto adoraba. Estas palabras son difíciles de decir pues sé que no por todo el mundo son fáciles de entender y respetar pero yo lo digo porque lo siento así dentro de mi, porque yo también soy militar y es el trabajo que más me gusta del mundo, porque he conseguido realizar el sueño de irme a Afganistán en misión y desearía dedicar mi vida entera a seguir saliendo fuera de España con el Ejército ya que es lo que más felicidad me ha aportado nunca y porque, de tener que terminar, preferiría que fuera con mi uniforme puesto y realizando mi trabajo. Aunque eso ya es un decir incierto pues el año que viene regresaré, muy a mi pesar, a la vida civil. Pero eso ya pertenece a otra entrada que publicaré en otro momento...
Compañero, gracias por lo que has hecho, no hay palabras en el mundo que puedan describir lo que tú podrás leer en mi mente. Te deseo lo mejor, estés dónde estés.

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