Comienza la cuenta atrás, esta vez es real.

Bueno, ya me han confirmado que me marcho de misión. Estaba pendiente del APTO médico, que me tenía algo preocupada porque hace unos días, a causa de un golpe con el coche, he estado algo fastidiada del cuello. En el reconocimiento médico quisieron asegurarse de que realmente no tenía importancia y, gracias a Dios, no me va a impedir cumplir mi sueño. Ya lo tengo casi todo, una vez me haga con mi pasaporte estaré lista para marcharme. No terminaré este mes en España.

¿Sabéis? Debo confesar que estoy asustada. Esta tarde, a raíz de una conversación, he sido realmente consciente de dónde me he metido y he sentido, por primera vez, el miedo que hasta ahora había conseguido evitar. Eso no me echa para atrás, no penséis que ya no me apetece ir, no. Supongo que es normal ya que es mi primera vez y, teniendo en cuenta de que es un país que está en conflicto (y que ya nos han repetido varias veces desde el día de ayer que las cosas ya se van animando), tengo miedo de que pueda suceder lo que hasta ahora no ha sucedido, miedo de que me puedan hacer daño. Hoy me han enseñado un lado de esa gente que no me había preocupado en conocer, confieso también que les había subestimado y les tenía por gente bastante estúpida; me equivoco al 100 %. Son demasiado inteligentes, a su manera, bastante imaginativos. Yo no me considero tonta, últimamente he pensado bastante sobre ello y me he llegado a sorprender a mí misma tomando consciencia de reacciones que antes no había advertido. Sin embargo, con lo que sé en este momento, no las tengo todas conmigo. Empiezo a desconfiar de si sabré o no hacer las cosas bien, si estaré a la altura de lo que se espera de mí. La semana pasada tuve una reunión con el que será mi jefe y, por lo que me han comentado, parece ser que se quedó bastante satisfecho conmigo al abandonar su despacho. Me da miedo que pueda cambiar de opinión. Aunque os riáis, me siento como una niña asustada que lo único que quiere es salir corriendo y refugiarse en la seguridad del regazo de su madre.. No sé, también he pensado que, por el simple echo de ser mujer, en caso de que ocurra algo malo, lo puedo pasar realmente mal, en especial porque para ellos, para la mayoría, represento al "enemigo".

¡Uff! Mejor dejar de pensarlo, ¿verdad? No tiene por qué pasar nada. Es más, no pasará. Y yo lo haré lo mejor que pueda y conseguiré que se sientan orgullosos de mí.

Lua, no me mates por esta confesión, necesitaba desahogarme aunque sé que me dirás que no te ayuda.. Lo siento.

Bien, toca irse, internet en los Madriles está carísimo. Un beso a todos, hasta otra.