Después de saltar un poco entre las piedras nos dimos la vuelta. Empezaba a hacer frío porque el sol se estaba poniendo, daba ya la sombra por esa zona y ninguno de nosotros llevaba un buen abrigo para evitar helarnos.
Al llegar al coche, mis amigos me llevaron a una cima llamada "La Muela". La verdad es que el nombre le va estupendo porque tiene la misma forma que el diente, ¡jajaja! Podéis verlo en el enlace que os he puesto, yo no pude hacerle fotos porque ya no había mucha luz. Ahí es donde va la gente a hacer parapente, en el pueblo que está en la subida hay una escuela y si, me apunté el teléfono para llamar porque tengo intenciones de tirarme, aunque seguro que me moriré de miedo cuando llegue el momento pero esa subida de adrenalina no me la puedo perder. Y como el novio de mi amiga se apunta, pues así nos apoyamos mutuamente.
Después de eso, cogimos carretera hacia casa de mi amiga, vive en el pueblo de Fontanar, en un chalet adosado precioso, para ver a sus sobrinas, unas gemelas preciosas y, palabras de amiga, unas brujillas (pero adorables) de ocho meses. A mi, por desgracia, al no conocerme, no me dejaron arrimarme mucho sin poner mala cara, pero supongo que es lo normal. Nos quedamos ya ahí con ellas un rato y, de paso, conocí a su padre y a su hermana mayor (a su madre la había visto por la mañana, ante de ir a comer, que pasamos a saludar). Me gustaron mucho, gente muy agradable, sencilla y campechana.
A eso de las diez, nos marchamos a Guadalajara, a cenar algo. Teníamos pensado haber ido a comer un arroz a Alcalá pero, después de la gran comilona, optamos mejor por tomar una cerveza, picar algo y, si el cuerpo no protestaba, irnos a echar un par de copas y a dormir. Me llevaron a un bar de unos hermanos que conocían y pidieron unos filetes de solomillo con ajo y perejil que se deshacían en la boca de lo tiernos que estaban. Ese plato yo lo he comido mucho en mi casa, con ternera claro, pero hacía ya tanto tiempo que no lo probaba que ni me acordaba del sabor. La ración que nos sirvieron era bastante normalita y perfecta para matar cualquier posible "gusanillo" que pudiera haber aparecido, nos sentó muy bien.
Y al terminarla, nos marchamos a Yunquera, el pueblo del novio de mi amiga, a dormir pues estábamos bastante cansados y no había ganas de cubatas.
Al día siguiente y con eso del cambio de hora pues nos levantamos a una hora decente, aunque yo sentía que me caía de cansancio porque, aunque había dormido, no había descansado mucho. El novio de mi amiga se marchó a su casa a duchar (porque el piso está en obras y la ducha aún no está habilitada) y, al volver, nos preparó el desayuno a las dos. Pobrecito, la verdad es que ese muchacho es una pasada, ya le he dicho a mi amiga que a ver si me busca uno parecido, ¡jajaja! Le ha tocado la lotería a la mujer con ese chaval... La pena es que parece ser que es el único decente del pueblo porque los demás, por lo que ellos dicen, son todos unos "perdidos" y malas compañías. Una pena.
Después de unas estupendas tostadas con nesquik, recogimos todo y nos marchamos de nuevo a casa de mi amiga, estábamos invitados a comer. Allí nos duchamos las dos (¡por separado) y nos dimos a dar un paseo con las niñas por el pueblo, para dormirlas y que yo lo conociera. Hacía un solito muy rico y no hizo falta llevar abrigos. Qué envidia pasé... Me encantó todo y habría dado lo que fuera porque el fin de semana se hubiera alargado.
Lo que podéis ver en la foto es a mi amiga con sus sobrinas (jeje) y el antiguo lavadero del pueblo, donde las mujeres iban con la ropa sucia. Es muy bonito, lo han arreglado y les ha quedado precioso. Al lado del lavadero hay una fuente, y ahora que lo digo me acuerdo que le iba a pedir a la madre de mi amiga una botella para traerme un poco de agua y se me ha olvidado. Si es que...
Cuando las gemelas se quedaron "fritas", las dejamos en casa y nos fuimos a tomar una refresco antes de comer. Fuimos sólo mi amiga y yo porque el novio se había ido a su pueblo a buscar no sé qué. Pero no estuvimos nada porque era ya tarde y había que ir a comer, el padre de mi amiga se tenía que ir de viaje y había que ser puntual. Y bueno, menuda sorpresa, llegamos a su casa y su madre nos tenía preparado una sopa de pescado (que creo que no la comía desde que estaba en EGB) que sabía a gloria y unas chuletillas de cordero, una de mis perdiciones. Vamos, que casi me pongo a llorar de lo rico que estuvo todo. Su madre se reía porque yo le decía a mi amiga que no cambiaba la "comida de mami" de su madre, por ir a comer por ahí. Al acabar, el padre de mi amiga se marchó y yo, como me echaron de la cocina para no ayudar, intenté dormir a una de las gemelas sin éxito. Casi me caigo yo redonda al suelo de sueño, menos mal que el novio de mi amiga me hizo el relevo a tiempo.
Y eso es todo, porque ya no hubo más de particular que contar. Estuvimos viendo una peli un rato y, a las seis y algo, pusimos rumbo a mi "zulo" de nuevo. El miércoles vuelvo, que ya lo estoy deseando. Al final no nos dan el puente así que nada, una pena. Pero tampoco pasa nada, el jueves estoy a ver si convenzo a mi "cita" para ir al Parque Warner y conocerlo por fin, después de seis años en Madrid me marcho sin conocer nada de lo que interesa, leñe. Bueno, menos mal que con Lua me monté en las barcas del retiro, sino es que ni eso, ¡jajaja!
Bien, ya se acabó por hoy. Ha sido un buen "testamento" y yo me tengo que ir. Ya con la buena dosis que os acabo de "meter" tendréis para unos días. Pasadlo bien, miles de besos con abrazos para todos.
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